lunes, 21 de marzo de 2011

Noches de carnaval


El Carnaval








Un mundo de colores, un mundo de sabores, una dimensión desconocida… todo el mundo unido en un mismo lugar por una misma razón. Una fiesta del pueblo, o de cualquiera que sea tu comunidad. Al entrar te olvidas de todo lo que hay fuera, de todos los recuerdos, de todas las amarguras. Ves a todo mundo riéndose con sus amigos, pero tú no necesitas a tus amigos en este momento. Quieres estar solo, sin embargo eso no significa que estés solitario. Todo pasa tan rápido y a veces te marean varias cosas; el olor a comida, las personas corriendo de un lado a otro, en fin, todo aquello que se encuentra en ese lugar donde todos desean estar. Esperan a que la reina o la princesa salga vestida con un vestido hermoso y salude a todos los que votaron por ella, porque ellos la escogieron, y éste es su día. Nadie tiene idea de lo que compran en ese lugar, de lo único que están seguros es que aquel alimento ensartado en un palito antes se movía y ahora tiene una salsa extraña, pero aún así, está exquisita. Las personas corren y otra vez el olor a comida no te deja en paz. Todos van a sus puestos, a buscar un lugar donde ver mejor. Los niños pequeños traen algodones de azúcar enormes y van riendo tomados de la mano de sus padres. Es melancólico recordar cómo eras tú a esa edad, tener miedo a perder a tus padres de vista, por lo cual nunca soltabas sus manos. Algunos niños llorando porque sus padres no quieren comprar más jabón para hacer burbujas, u otro carrito pues perdió el que le acababan de comprar, posiblemente fue abandonado en el puesto de palomitas. Todo mundo ríe. Los fuegos artificiales están por comenzar, te paras cerca de el camino y ves a los carros pasar. Primero uno lleno de flores, otro de colores, otro que parece tener sabores, está lleno de dulces gigantes y al final el carro de la reina del carnaval. Porque ahí es donde te encuentras, en el carnaval…un mundo de colores, un mundo de sabores, una dimensión desconocida, todo mundo unido en un mismo lugar por una misma razón.

- Constanza Duarte

Al calor de la noche







La música, el calor corporal, el dulce licor que corre por mis venas. Solo me dejo llevar por la estridente melodía de sonidos electrónicos acompañados de una letra que no me interesa comprender. Únicamente me interesa divertirme, alocarme; desprenderme de la razón para darle paso al animal mi interior. Eso somos todos los aquí presentes, somos unas bestias que solo les importa la atracción, el placer y el deseo… ese deseo que nos desinhibe, ese que es inmenso por el placer. Quiero gozar al bailar y moverme sin control. Dejaré mi tímido ser en casa, mis miedos, mi inseguridad y me sumaré pecados. Rozar cuerpos con el mío, sin importar nombres, educación ni sexo. No quiero más que bailar, quiero sentir esa magia y al menos por esta noche no saber de mí.

- Alan Michel Romero Diez Martínez


De máscaras a máscaras







Él dice que no le gustan las máscaras, que la gente se esconde tras ellas y que termina ocupándose más de las máscaras que de las personas mismas.

Por eso, no le gusta el carnaval.

Y yo me pregunto si su actitud no es, finalmente, otra máscara… una de esas que están tan bien hechas que hasta parecen humanas. Así que no sé si él es ese iluminado que ve al mundo en todo su descarnado valor, o simplemente el que porta la máscara del intelectual, del último profeta que lanza su dedo flamígero contra todos los demás.

- Georgina González Mendívil.