sábado, 24 de abril de 2010

Realidad

Sueño

Soñé que soñaba. Que despertaba. Que dormía.

Soñé que vivía.

Soñé que el día era noche, y que la noche era día. Soñé con fantasías, y también con realidades. Soñé y soñé, perdí nociones, direcciones y razones.

Lo perdí todo, excepto las ganas de soñar.

La realidad se volvió un mundo difuso, extraño. La percepción distorsionada, engañadora. Los sentidos confundidos, palpando lo incierto.

Viviendo en una realidad que no era real, divagando y navegando, olvidé lo que debía de recordar. Y nada me importó…

Mi realidad es un sueño,

En los sueños está lo que busco, y lo que busco lo encuentro sólo en los sueños

¿Es lo real lo que existe? ¿O existe lo que se quiere ver?

Maricruz Castañeda Lafarga


La realidad es algo que pocos podamos soportar y observar

¿Por qué es preferible soñar? Cuán terrible es darse cuenta de la realidad. Te hace despertar y gritar. He ahí la realidad.

De día y de noche ¡Qué tormento!, es para colgarse, poco importa quién te acompañe, la soledad es la realidad, un desconsuelo, te hace el alma pedazos y la esparce por el suelo, tanto así es un sufrimiento. Es tan triste la realidad, y tan grande la soledad, te aísla a la fantasía para no enfermarse de realidad.

¿Pero cuál es fantasía y cuál es realidad?

Realidad ¿Cómo saber si es despertar y dejar de soñar? Un sueño no es menos real por ser sólo soñar, sólo es realidad que no todos tienen valor de penetrar. Realidad ¿Es lo que todos los días vemos nada más? ¿Es crear o soportar? Es ¿Luchar o esperar? ¿Realidad dónde estás?

Realidad, un concepto de la más pura relatividad.

¿Cuál es tu realidad?


Sandra María García Retamoza




Realidad ¿En esto te has convertido?, en alguien temible para los soñadores, la amenaza para los niños de “¡Cuando crezcas entenderás!” ¿Por qué has dejado de ser comprensiva y amable, dulce y cariñosa?, ¿Por qué? ¿Qué has ganado?, ahora impones y no de una manera agradable, ahora debemos soñar de contrabando y pretender no hacerlo… No nos vayas a atrapar con sueños en el aire, que no llegue a parecer que soñamos. Una prisión racional, donde mandas con miedo cual dictador, sólo para mantener tu imagen de poder. Deja que los soñadores sueñen, que vuelen…


Paola Tirado Torres



Y entonces sucedió, en un desierto partido por la mitad, de un lado el sol ardiente de la tarde donde un lobo le aullaba al dios Apolo y del otro el firmamento estrellado donde un gallo le daba su cántico a Artemisa. Por ahí pasaba una caravana de guitarras y trompetas que llevaban a sus mariachis de la mano, la Catrina que mandaba sus besos a diestra y siniestra emanando vida a su alrededor, los niños que regañaban a sus papás por jugar al balero antes de comer, y el águila y la serpiente jugando ajedrez mientras tomaban la panacea de los agaves azules. El grupo cruzaba semejante trayecto en busca de su tierra prometida, entre confetis de mil colores, con pitos y flautas que con sus cánticos alababan a su rey, que vestía su bizarría con una máscara de arlequín y una corona de papel, símbolos del poder que le había conferido su Dios. El desfile siguió, hasta romper el borde del horizonte, donde de un lado se hacía el crepúsculo y del otro el amanecer, se hizo un punto y después no estaba.


Rafael León Verdugo.



Realidad

El futuro es el presente, el presente es pasado, y el pasado son aquellas memorias que atesoramos durante nuestra existencia. Ver un cielo azul. Oír mi respiración, el entrar y salir una y otra vez. Mi vida, mi mundo, mi realidad, mis memorias. Comprendo, puedo entender ahora sus palabras, puedo entender el miedo a ser olvidado, puedo comprender por qué cada vez que se olvida hay un profundo sufrimiento. Todo está hecho de recuerdos, una vida de felicidad, tristeza, miedo, una inmensidad de emociones, una infinidad de sensaciones y siempre en busca de la misma felicidad pero siempre cubierta y rodeada con un fino velo de seda donde podemos ser engañados por el dulce sabor de la venganza, el suave toque del placer, la vana sensación del poseer, sensaciones, emociones que nos hacen perder el camino y vivir en una realidad falsa, un mundo irreal. Confundidos, perdidos ¿Cuál es la razón? Cuál es la verdad, nuestra realidad, nuestro mundo está hecho a nuestro saber y comprender. Esa es la realidad, al menos hasta que descubramos la mentira, porque para todos en el mundo, el reflejo, puede ser tan real como el que pisas hasta que te dicen que es una mentira. El futuro es el presente, el presente es el pasado, y el pasado son aquellas memorias que atesoraremos durante nuestra existencia, en busca de la felicidad que sólo nosotros podemos darnos. Esa es la vida, esa es nuestra realidad, esa es la forma en que nuestro mundo funciona. Sin importar qué realidad sea, un futuro remoto, un pasado ancestral, un mundo fantástico. Simplemente son las mismas reglas, siempre los mismos objetivos. La realidad es el vivir, sentir y caminar, dar vuelta a la página una vez más, no quedarte con el sable en el pecho y continuar aquí o allá. Nuestra cruda realidad.

Yadimir Covarrubias Beltran



Un cuento llamado realidad

Erase una vez una joven niña que solía vivir en un lugar que nadie conoce, a menos que vivas ahí. La vida es simple, ella va a la escuela, juega con sus vecinos y tiene varios amigos. Lo que ella no esperaba era que su amada madre vivía con algo en su interior, y este algo no era bueno, la estaba matando lentamente, poco a poco. Cuando lo supieron, ambas hicieron todo lo posible para sacarlo de sus vidas. Pero no lo podían lograr con un hechizo, ni luchando contra un monstruo, ni pidiéndolo como deseo a un hada madrina, tampoco deseándolo con todo el corazón, y lo sé, ellas lo hacían. Juntas emprendieron una gran jornada, con ayuda de mucha gente, con sus amigos y familiares; pero al final fue una jornada que sólo una de ellas pudo terminar. No bastaron los rezos, no bastaron las súplicas, su príncipe azul no pudo venir a salvarlas. Porque en ese lugar tan lejano esas historias son contadas pero no vividas. No hay magia que te salve y no todos los finales son felices. Porque en su mundo llamado realidad, las historias no son de cuento.


Lourdes Patricia Ramos Corrales



Mi vida es mi realidad

El trabajo de este día resultó agotador. Nos hicieron movernos de oficina. Escritorio, sillas, cajas y papeles habían llegado a ese cuarto de manera desordenada. Todo parecía estar fuera de lugar, incluso yo mismo me sentía así, pero eso era normal, ni me inquietaba ni me emocionaba. Los últimos años habían pasado tan lento. Estar en ese trabajo no era precisamente lo que yo quería. Entré en esta empresa con la promesa de superación, de poder aspirar a un puesto donde ganaría lo suficiente como para poder pagar el auto, la casa, los servicios, el colegio de mi hija y mantener a mi esposa fuera del trabajo. Entre los libros y papeles encontré el boleto de una película. No sé cómo eso llegó ahí, pues era bastante viejo. Apenas se distinguía la fecha, de hace ya varios años, poco antes de casarme. De pronto empecé a recordar mi soltería, mis amigos, las fiestas y borracheras. Era tanto tiempo libre que no hallábamos cómo gastarlo. Tenía una banda, todos los días ensayábamos. Al principio, claro, éramos un asco, pero la práctica hace al maestro. Yo soñaba con tocar en un auditorio de una gran ciudad y ver alrededor gente gritando, afónica y cantando con gran emoción nuestras canciones. Esa realidad estaba muy lejos de lo que tenía hoy, ahora era un hombre de familia y me había casado con mi novia Cristy. En ciertas ocasiones sentía que vivía por vivir y hacía las cosas porque debía hacerlo. Al terminar el trabajo, llegué a la casa, desabroché mi corbata, me quité los zapatos y me acosté en el sillón. Una niña se abalanzó sobre mí y me besó la frente. Eso y el olor a comida interrumpieron mi siesta. Mi esposa nos miró con ternura y preguntó si queríamos comer. Entonces comprendí que ésta era la mejor realidad.

Miriam Moya



Porque te amo

Hay historias que te rompen el corazón. Historias que llegan sin ningún aviso de su llegada y te rompen el corazón. Historias que llegan con el martillo más grande del mundo, aplastan tu corazón en mil pedazos y te dicen con una gran cara sonriente “Es todo tuyo”. Esto le pasó a una chica normal como cualquiera que se dedicó a leer un libro llamado “Y al final la princesa se quedó sin caballero” era un típico libro acerca de rescatar a una doncella en apuros. La joven se pasó tardes enteras devorando el libro. A toda hora podías verla leyéndolo. No era grande ni chico, sólo era complicado y en partes donde cualquier persona lloraría, ella no lo hacía. Porque era fuerte, porque ella sabía que era muy probable que lloraría pero aun así lo leyó. Pero todo esto cambió cuando llegó al final. El final en donde todos los corazones se rompen. Era algo así:

“… Y después de que el caballero venciera al terrible villano, usó un último aliento para acercarse a su doncella. La doncella en lágrimas le dijo a su moribundo caballero: ¿Por qué? Y el caballero en su último gramo de fuerza le dijo lo único que podía responder: Porque te amo.”

Y así fue como empezó a llover en la almohada de la chica. Sí, algunas historias te rompen el corazón.

Gerardo Salomón Abitia



Quisiera creer.

Realidad, tonta y aburrida realidad. ¿Qué es lo que nos gusta tanto de ella?, ¿Por qué estamos tan resignados a vivir en ella? Uno no siempre quiere vivir en su realidad. Todos alguna vez quisiéramos que todo fuera distinto, que las cosas no fueran tan monótonas y aburridas como siempre han sido. Un mundo donde las cosas sean diferentes, para variar un poco. Todos formamos nuestra realidad. Todos queremos que nuestra realidad sea la correcta. Pero nosotros jamás nos detenemos a pensar cómo serían las cosas si el mundo que nos rodea no es más que una simple fantasía, una ilusión en la que todos vivimos, o en la que todos te hacen creer que vives. Quiero creer que hay un mundo, un mundo diferente donde los animales no hablan, donde la gente simplemente camina de un lugar a otro en vez de aparecer ahí. Esta realidad llena de magia sencillamente no es para mí.

Alan Michel Romero Diez Martínez



Nirgendwo

Detengo el automóvil justo al terminar la carretera. Estoy buscando una señal, algo que me diga dónde me encuentro, pero no veo nada. No sé qué hacer y estoy cansada por el viaje, así que me quedo en el carro con el motor apagado. De pronto, en el retrovisor, aparece un tráiler.

– ¡Demonios! – me digo- , mientras intento desesperadamente encender mi auto de nuevo. El tráiler me hace el cambio de luces. Ya está muy cerca. ¡Uff! Al fin consigo arrancar. Súbitamente, la carretera que había terminado, se despliega de nuevo desde ahí. Sigo el camino. Alzo los ojos hasta el retrovisor para localizar el tráiler pero sólo el atardecer me saluda desde ahí. Creo que el cansancio me está jugando malas pasadas. Lo curioso es que no recuerdo haber manejado tanto. Más adelante parece haber una intersección y flechas… necesito que esos letreros blancos sean flechas y me indiquen la dirección; CUALQUIER dirección.

Sigo avanzando. La maldita intersección parece no llegar nunca. Cuando finalmente la alcanzo, no puedo distinguir lo que dicen las flechas. Me bajo del carro para verlas de cerca. Entonces me doy cuenta de que no es una flecha sino el plano de un centro comercial que dice: “Usted NO está aquí”.


Georgina González Mendívil