viernes, 5 de febrero de 2010

Volver a Empezar






Nuevo comienzo

Hoy todo empieza otra vez, un nuevo año, un nuevo semestre, un nuevo ciclo. Los días y los meses se cuentan una vez más, otro primero de enero, otro catorce de marzo, otro día, otra oportunidad. ¡A diario lo vemos!... un nuevo amanecer, un nuevo nacimiento, un nuevo comienzo. Entonces ¿por qué es tan difícil empezar otra vez? ¿Por qué no nos dejamos renacer a cada momento? Siempre estamos en el miedo, tratando de ser alguien, esforzándonos por sobrevivir, continuar con algo que empezamos, o que alguien empezó por nosotros. Yo no quiero una vida así, yo quiero una vida que sí pueda vivir, quiero ser feliz, como todos. ¿Que esto requiere esfuerzo? Eso ya lo sé, pero estoy dispuesta a hacerlo, trabajar tanto como una pequeña oruga, escalar, encontrar un lugar, para un buen día decidirme y comenzar de nuevo como una mariposa, libre, sin ataduras, ¡feliz! En mi propio y único nuevo comienzo.

Lourdes Patricia Ramos Corrales


Volver a Empezar

Su compañero no paraba de gritarle en el oído que se detuviera, que él no iba a soltar ni una palabra y que no tenía sentido seguir. Si algo le molestaba a Fabianno mientras le rompía el rostro a alguien era que le dijeran “Para” y más si era quien se supone que debería de estarle sosteniendo para que no se balanceara tanto. Los habían mandado a sacarle un poco de información a un sujeto, pero parecía que él no estaba lo suficientemente conectado como para responder. ¿Qué jodidos estaba mal en este pueblo? Se supone que este sujeto y sus compañeros eran quienes debían de seguir su legado en el nuevo continente. Se supone que debían hacer las negociaciones siguiendo un código, imponiendo respeto, carisma, detalle. Pero todo lo que estos idiotas transmitían era una increíble y tremenda carcajada. Dejaban el nombre de nuestra querida Italia muy dentro del refrigerador, pudriéndose en el olvido.

Fabianno soltó estaba al borde de asestarle un último golpe a su víctima cuando abrió la boca. Todo lo que salió de ahí fue un fallido escupitajo dirigido a su traje, que terminó escurriéndose por su hinchada y ensangrentada cara. Los nervios de Fabianno se crisparon totalmente y golpeó al muchacho justo en los riñones, su compañero ya ni siquiera se quejó y sólo se tapó los ojos con su mano derecha, agachó la cabeza y la movió de lado a lado.

-¿Ves? Te dije que no iba a hablar, y no habló.

- No, pero sí va a escuchar- dijo Fabianno volteando rápidamente al suelo y mirando directamente a los estáticos ojos del desdichado- Lo primero que harás cuando te encuentre aquí será implorar que te comuniquen a tu jefe y decirle lo siguiente: Nunca ha sido sólo “vender, comprar y matar”. También este negocio es cuestión de clase y toque, no sólo actuar como brutos changos sin códigos de honor. Y que la falta de ellos le va a costar caro. Le dirás que los italianos le están declarando la guerra y que sus días de opulencia están contados. A partir de este día nosotros volveremos a empezar a construir este pueblo a nuestra imagen y semejanza.

Gilberto Salomón Abitia


Nuevo comienzo

Un nuevo comienzo implica tener un pasado, algo que se supone recuerdes. La habitación en donde estoy es cómoda y estéril. Me siento muy confundido y todo me da vueltas sin moverse de su sitio. Veo personas en batas blancas que se mueven a mi alrededor oprimiendo botones, cegándome con luces y diciéndome cosas que difícilmente puedo comprender.

- ¿Se siente bien? - Me pregunta una de esas personas, cierro los ojos y me paso una mano por la cabeza.

- Eso creo - alcancé a decir antes de sentirme pesadamente cansado y caer dormido. Al despertar me encontraba en un cuarto diferente pero igual de estéril. Una mujer estaba sentada a mi lado, sólo me sonrió al verme despierto. Comenzó a contarme una historia de un muchacho que había estado en un asalto a mano armada. Sabían poco del muchacho y estuvo hospitalizado un largo periodo. Con pena le pregunte la razón de su historia, ella me miró como desconcertada y después de un momento me preguntó por mi nombre. Moví mis labios pero sin poder articular ninguna palabra. No lo entendía. Yo era… yo. Pero ¿cuál era mi nombre? No podía recordarlo, ¿qué me pasaba? ¿Y por qué a mí? Semanas pasaron y me dieron mis documentos donde decía quién se supone que era yo. Pero no recordaba las personas que conocía o el lugar donde trabajaba. Tengo grandes conocimientos en matemáticas así que supongo que soy un ingeniero o eso dice mi título. Tendré que conseguir un empleo nuevo, amigos nuevos y una vida nueva. Todo será como volver a empezar, pero ¿sobre qué comienzo de nuevo? ¿Cuál es mi pasado? Supongo que sólo comenzaré.

Alan Michel Romero Diezmartínez


Ocasos

Hay quienes se quedan mirando a los ocasos melancólicos, martirizando por el ayer.

Hay quienes le miran renuentes del ayer, sin la esperanza de la lucidez del porvenir.

Otros más que le miran con recelo furiosos, en la espera de un cambio sin esfuerzo.

Solo unos pocos le miramos románticamente, agradeciendo los tropiezos y los arrojos de cada día.

Pues para estos pocos cada ocasos significa un pasado por recordar

Y una mañana donde la vida es volver a empezar.

Sandra María García Retamoza



Nuevos comienzos

Estaba el pintor sentado en su banco bañándose con la sublime satisfacción de ver su trabajo terminado. Contemplaba el majestuoso paisaje que había engendrado con sus propias dos manos manchado sólo por la estéril figura del aristócrata que se lo encargó. Contemplaba con orgullo aquel paisaje veraniego, donde las montañas eran asediadas por la luz del sol que salía por entre las nubes. Para el río decidió usar un azul muy claro, rozando el blanco, que simulaba la quietud impía de los bosques del sur. Los árboles, cuyo follaje verde se concurría de aves, rayaban el cielo y sus nubes, como si intentaran alcanzar a Dios en su cielo. La única sensación que superaba a la satisfacción de ver tal pintura era la sensación casi divina que sentía cuando le daba forma a la nada en sus lienzos, la emoción que llenaba su existencia. Después de su larga contemplación, el pintor notó que la sonrisa del aristócrata estaba un poco desviada y con la misma mueca en su rostro se dispuso a tomar la pintura blanca para borrar su creación, únicamente para sentir otra vez el tortuoso éxtasis del nuevo comienzo.

Rafael León Verdugo


Todos los días despierto con las mismas ideas en mi cabeza, los mismos planes y con los recuerdos del día anterior, que parecieran una sucesión de eventos que ya antes había vivido una y otra vez. Pareciera que mi vida fuera una rueda que gira y que gira, pero que nunca muestra una cara diferente. Rara vez ocurre algo fuera de lo normal, pocas veces recibo una llamada de un antiguo amigo, casi nunca un maestro comenta algo interesante y es raro cuando contemplo un atardecer tan bello como el que puedo ver a través de mi ventana. Por desgracia sé que hoy haré lo mismo que hice ayer, inclusive sé que mañana haré lo que hoy estoy por hacer. Ya ha pasado un día desde que empecé a escribir mi historia, lamentablemente lo único que puedo escribir que no hayas leído antes es que el atardecer, que ayer se despidió por mi ventana no fue ni la mitad de bello de lo que fue aquel que le dio luz a mis primeras notas. Esto se ha vuelto tan asfixiante, cada día hay menos que yo pueda contarte, por eso he decidido que hoy concluiré mis notas, porque mañana habrá un evento que seré incapaz de contarte, mañana los primeros rayos de luz entraran por mi ventana pero yo no despertaré. Sé que inevitablemente el mundo cambiará pero igualmente nunca habría podido ver ese cambio en el mundo, por eso me iré a emprender un nuevo camino del que no podré regresar y así le daré a alguien más la oportunidad de volver a empezar.

Jorge Luis Ramos


Volver a Empezar

Quisiera ser como el reloj, que no le molesta volver a empezar. Pero soy humano, de carne y hueso, que le molesta, le saca de quicio, le aterra volver a empezar. Porque empezar de nuevo significa tirar por la borda lo que acabas de hacer, para hacerlo de nuevo. Porque me asusta la idea de llegar a un nuevo lugar, y volver a construir el pequeño reino que ya había construido, por el que me moví y conviví por mucho tiempo. Porque el sólo pensar en esculpir un nuevo bloque de mármol, para hacer una escultura que ya había terminado, no es de mi agrado. Me aterra volver a empezar. Me molesta volver a empezar.

Pero, aunque no me agrade, sé que es necesario, y no siempre lleva a algo malo, muy por el contrario, creo que a pesar de ser un trago amargo, un nuevo comienzo, finalmente, es algo inmensamente…dulce. Quisiera ser como el reloj, que no le molesta volver a empezar.

Luis Alfonso Puente C.


Callejón sin salida

Ok. La había regado, y lo había hecho olímpicamente. ¿Que si dolía? ¡Y vaya que lo hacía! Quizás si no se hubiera percatado de lo patético de su caso, quizás y sólo quizás, quizás no doliera tanto. ¿Y si hubiera hecho otra cosa? ¿Y si sus circunstancias fueran otras? ¿Y si hubiera podido evitarlo? ¿Y si…? ¿Y si…? ¿Y si…?... Oh, al diablo. Al diablo con el mundo, con su estupidez y con todos los “Y sis”. Después de todo, lamentarse no iba con su estilo, no se veía bien. No se sentía bien. En fin, el punto era que ahora estaba frente al callejón sin salida más desalentador de su vida. Y sí, estaba dispuesto a dar cualquier cosa, cualquiera, con tal de salir de ese embrollo. Pero ni el diablo se aparecía para cerrar un trato con él. ¿Tan perdido estaba su caso? Ni hablar, mejor ni pensarlo. Repasó mentalmente sus opciones, no estaban muy bien. Sólo le quedaba de una: dar media vuelta de ese callejón y seguir caminando. ‘Siempre hay una buena salida’, se convenció mentalmente. ‘Oh, vamos, no es tan difícil, tan sólo tienes que volver a empezar’, se repitió a sí mismo. Sí, así es como uno de deshace de los callejones sin salidas.

Maricruz Castañeda Lafarga.


Cambio de dirección

Gabriel se inscribió el martes pasado a la carrera de sus sueños. Él estaba estudiando derecho en una prestigiosa universidad en Massachusetts. Pero se dio cuenta que siendo abogado se encontraría siempre con dilemas éticos en los que tendría que ganar un caso a base de tecnicismos y mentiras por parte de los testigos. Estaba harto del ambiente en el que se envolvía, donde cada quien se ponía su antifaz y pretendía ser amigo de algún diputado, sólo para ganar influencia, algún puesto respetable. El empezar de nuevo requería de discusión con la familia, mudanza, trámites, hacer examen de admisión, pagar la inscripción, comprar libros y todo un proceso con tal de cambiar de dirección en su vida. -A veces empezar de nuevo puede ser lo más tedioso que puedes hacer, pero muchas veces es necesario- se repitió así mismo, recordando que ya había tomado una decisión y que debía continuar. Cuando los días empezaron a ser menos calurosos, empezaron las clases de Gabriel. Cada día debía leer muchísimas páginas de libros. A él no le importaba pues le apasionaba la historia y disfrutaba cada vez que analizaba a los grandes gobernadores, a los grandes líderes, que cambiaron radicalmente la historia y su rumbo. Terminó su carrera, algunos años adelante. Él le hecho lo mejor de sí mismo, sin desistir, aunque sus padres le advirtieron que terminaría siendo un maestro muerto de hambre. Después de todo, alguien con éxito en la vida, no significa que sea el que tiene más ingresos, si no el que es feliz con su vida y con lo que está haciendo.

Miriam Moya